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Enfermedades de salud mental aumentan durante la pandemia

Al respecto, el candidato a senador por la Región Metropolitana y ex ministro de Salud, Jaime Mañalich, indicó que es muy importante "que la salud mental tenga cobertura en los planes de salud". Pero también plantea que se debe aumentar la disponibilidad de atención con psicólogos en la Atención Primaria.


Desde el inicio de la emergencia sanitaria por COVID-19, los países han reportado un preocupante incremento en la cantidad de nuevos casos de problemas mentales, así como el empeoramiento de condiciones preexistentes. Se trata de cuadros de depresión, trastornos de ansiedad y del dolor.
Al temor de contraer el virus que produce el COVID-19, se suma el impacto de los importantes cambios en nuestra vida cotidiana provocados por los esfuerzos para contener y frenar la propagación de esta enfermedad, como: las cuarentenas, el distanciamiento físico, el trabajo desde el hogar, el desempleo temporal, la educación de los niños en el hogar y la falta de contacto físico con los seres queridos y amigos, entre otros factores han incidido en nuestra salud física como mental.
Una encuesta realizada por la consultora IPSOS sitúa a Chile dentro de los 29 paises del mundo donde más ha empeorado la percepción de deterioro de la salud mental. 
Frente a la pregunta sobre cuál es el principal problema de salud, en el caso de Chile un 59% considera que la salud mental (el segundo a nivel mundial después de Suecia 63%),mientras que en el resto del mundo, un 70% nombró al coronavirus, el 34% al cáncer, el 22% al estrés, el 19% a la obesidad, entre otros. 
Al respecto, el candidato a senador por la Región Metropolitana y ex ministro de Salud, Jaime Mañalich, indicó que es muy importante "que la salud mental tenga cobertura en los planes de salud". Pero también plantea que se debe aumentar la disponibilidad de atención con psicólogos en la Atención Primaria de Salud. 
Actualmente,  el gasto público en salud mental llega sólo al 2,4% del gasto total en salud, muy lejos de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud. Esto reduce la cobertura y obliga a desarrollar tareas principalmente curativas, genera gastos de bolsillo a las personas, aumenta la automedicación de psicofármacos y sobrecarga a los equipos de salud primaria y especializada, entre otras consecuencias.