El 22 de agosto de 2010 se dio a conocer una alentadora noticia, los mineros atrapados en la mina San José estaban con vida. Se iniciaba entonces la compleja tarea de planificar y concretar su rescate. A Jaime Mañalich, en ese entonces ministro de Salud, se le encomendó la misión San Lorenzo, que consistía en mantenerlos sanos y con vida hasta que pudieran salir de las profundidades de la tierra.
En su recorrido por la zona, detectó que un tubo se asomaba algunos centímetros del suelo, siendo la única conexión a 700 metros con los mineros. A través de ella se pudo proveer a los sobrevivientes de comida y medicamentos, además de ponerlos en contacto con sus seres queridos.
“Esta tarea fue épica y evidentemente es uno de los grandes logros de la salud pública. Me enorgullece recordarlo, porque además nos demostró de lo que somos capaces los chilenos, convirtiéndose en un potente símbolo de esperanza”, comentó.
